Mito de la sustitución del formador; y Las tecnologías como la panacea que resolverá todos los problemas educativos.
El mito del valor “per se” de las tecnologías;
Mito de la interactividad;
Mito de la libertad de expresión y la participación igualitaria de todos;
Mito de la neutralidad de las TICs;
Mito de la amplitud de la información y el acceso ilimitado a todos los contenidos;
Los mitos de los “más”: “más impacto”, “más efectivo”, y “más fácil del retener”;
Los mitos de las “reducciones”: “reducción del tiempo de aprendizaje” y “reducción del costo”.
Cuando se formulan preguntas sobre qué y para qué utilizan los estudiantes y los docentes las nuevas tecnologías de la información y comunicación, puede empezarse a dilucidar el rumbo que estas tecnologías llevan hasta ahora, y es hasta entonces, cuando se puede comenzar a darles un nuevo uso dentro de la tecnología educativa. Una actitud de permanente búsqueda y reflexión por parte de los docentes hará posible avanzar día a día en la inclusión genuina de las TICS en el aula y se posibilitarán más y mejores procesos de enseñanza y aprendizaje.
En primer lugar, los docentes deben tener la competencia digital. El manejo del docente de las tics es indispensable para que las pueda incorporar en su práctica docente y así, capacitar a sus alumnos y alcanzar que la ciudadanía sea digital. El papel del docente no es "enseñar" unos conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán siempre accesibles, sino ayudar a los estudiantes a "aprender a aprender" de manera autónoma en esta cultura de cambio, y de esa manera, puedan aprovechar la inmensa información disponible y las potentes herramientas de la tecnología de la información y comunicación.
El docente debe promover el desarrollo cognitivo y personal de los alumnos mediante actividades críticas y aplicativas, y exigirles un procesamiento activo e interdisciplinario de la información para que construyan su propio conocimiento y no se limiten a realizar una simple recepción pasiva-memorística o de la información, copiándola de la red.
Como vivimos en la sociedad del exceso de la información, resulta difícil seleccionar, discernir lo necesario de lo superfluo, lo importante de lo accesorio, y muchas veces falta tiempo y criterios. El docente debe formar competencias del manejo de la información y criterio en sus alumnos. Se trata de saber dónde está la información, cómo buscarla, cómo procesarla, cómo transformarla en conocimiento específico y útil.
Por otra parte es urgente socializar las nuevas tecnologías y humanizar la comunicación. Esto supone separar la comunicación del problema de la productividad; entrar en el terreno de la comunicación como valor y no como mercancía. Por ello, la comunicación entre alumnos y docentes debe ser bidireccional y horizontal. Se debe crear una atmósfera de trabajo cooperativo, con gusto y amistad, trabajando duro pero sin ambición personal o ningún sentido de rivalidad, una atmósfera de apertura, de cuestionamientos, de búsqueda, y de gusto por el aprendizaje en conjunto. El docente aprende junto con sus alumnos y se precisa de la participación de todos para llegar a las redes del conocimiento.
El saber no está en un centro cerrado llamado libro o aula, sino tiene muchos accesos y las tics pueden ofrecernos otros entornos y escenarios. Los docentes deben innovar con el uso de los medios y utilizar la tecnología de la información y comunicación, para facilitar la estructuración y valoración de los conocimientos dispersos que obtienen los estudiantes a través de los "mass media" e Internet.
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